La práctica del Reiki se basa en un emisor que, a través de sus manos transmite Reiki (energía vital) a un receptor que puede ser él mismo u otra persona (presente o no en el espacio-tiempo), con el fin de paliar o eliminar molestias y enfermedades. No obstante, dado que Reiki es una energía universal los tratamientos también pueden dirigirse a otros seres vivos como animales, plantas o situaciones.
Es una energía inofensiva, sin efectos secundarios, es práctica, segura, eficiente y compatible con cualquier otro tipo de terapia.
El método Reiki se basa en la creencia hinduista de que el correcto fluir de la Energía Vital a través de los distintos chakras es lo que asegura un buen estado de salud en el organismo. Según esta creencia, el mal funcionamiento o bloqueo de la energía en uno o varios chakras sería lo que provoca o agrava el mal estado de salud, dando lugar a enfermedades y trastornos. El método consiste en dirigir la energía Reiki a los chakras de un enfermo (receptor), desbloqueándolos y potenciando el proceso de recuperación del receptor.
El Reiki llega mucho más allá del cuerpo físico. Resulta eficaz en multitud de molestias y trastornos tanto físicos como psicológicos, como la ansiedad, el estrés, el insomnio, la artritis, las jaquecas, los problemas gástricos y también actúa como sanador de bloqueos emocionales profundos.
Es una energía preventiva y curativa. Ayuda en las terapias de desintoxicación, reduce los efectos secundarios de todo tipo de tratamientos, incluyendo la quimioterapia, por ejemplo. Acelera los tiempos de recuperación y mejora el estado general de personas sanas o enfermas, ya que equilibra las energías, libera las emociones, desarrolla la conciencia, aumenta la creatividad y eleva la energía vital.
¿Qué nos aporta el Reiki?
La falta de salud no se muestra sólo en nuestro nivel físico (enfermedades); también se refleja en el nivel emocional, mental y espiritual.
Reiki alivia los dolores físicos pero considera a la persona de forma global en los cuerpos físico, emocional, mental y espiritual, de manera que, no solamente se dirige a suprimir la patología, sino también a recuperar el estado natural de equilibrio que produce bienestar y felicidad. Esto resulta esencialmente importante para poder lograr un cambio en el interior y en el entorno más inmediato. El Reiki nos ayuda a afrontar la vida con mayor equilibrio.
Aplicaciones concretas del Reiki
El Reiki se emplea actualmente en algunos hospitales de reconocido prestigio dónde se están realizando estudios sobre su efectividad. Cómo ejemplo de utilización del Reiki, en el documento “Pautas de atención integral para personas que viven con VIH/SIDA en las Américas”, preparado por el Programa Regional sobre VIH/SIDA/ITS de la Organización Panamericana de la Salud, Oficina Regional de la Organización Mundial de la Salud, se menciona el Reiki en el apartado de “Manejo del dolor y cuidados paliativos”.
- Lesiones: Para acelerar el proceso de cicatrización y para soldar lesiones óseas. Reducir la inflamación en esguinces, sanar músculos desgarrados etc.
- Infecciones: Ayuda al cuerpo a aumentar su capacidad para luchar contra enfermedades virales, reforzando su sistema inmunológico.
- Cáncer: Se ha usado con éxito en combinación con quimioterapia para ayudar al organismo a mantener la fortaleza física necesaria para los tratamientos.
- Depresión y agresividad: Reiki sirve para equilibrar energéticamente y espiritualmente a las personas.
El Reiki, más que tratar enfermedades específicas, consigue un equilibrio completo a través de la Energía Universal. De esta forma, el mismo paciente “toma las riendas” de su propia sanación