El significado literal de la palabra “Chakra” es “rueda” o “círculo”, pero en el contexto yógico, la mejor traducción de esta palabra de origen sánscrito sería “vórtice” o “remolino”. Los chakras son torbellinos de energía psíquica, y son representados y experimentados como movimientos circulares con un ritmo especial de vibración. En cada uno de nosotros, hay miríadas de chakras, pero en la práctica del Tantra o del Yoga, solo se utilizan los principales. Estos chakras abarcan el espectro completo del ser humano, desde los más burdo a lo más sutil.
Los chakras son centros tanto fisiológicos como psíquicos, cuyas estructuras se corresponden más o menos con las descripciones tradicionales. Estos centros nerviosos no están situados en la misma médula espinal, sino que se hallan entre las uniones de la columna vertebral.
Un chakra funciona a modo de un generador eléctrico que reparte su energía a las casas y calles de una población. Cada uno de ellos emite una especie de “cable” , llamado Nadis, que lleva la energía vital o Prana en ambas direcciones. Una auténtica corriente alterna, en la que la energía que sale y la que entra forma lo que se llama el flujo pránico.
Hay seis chakras en el cuerpo humano que están directamente conectados con las zonas superiores del cerebro:
– El primero es Mooladhara, que se encuentra en el suelo pélvico y corresponde al plexo coccígeo. Mooladhara es el primer chakra en la evolución espiritual del hombre, donde se deja atrás la conciencia animal y se nace como ser humano.
– El segundo chakra es Swadhisthana, localizado en el punto mas bajo de la médula espinal. Se corresponde con el plexo sacro y controla la mente inconsciente.
– El tercer chakra es Manipura, situado en la columna vertebral, justo a la altura del ombligo. Se corresponde con el plexo solar y controla los procesos de digestión, asimilación y termorregulación corporal.
– El cuarto chakra es Anahata, situado en la columna vertebral, al lado de la base del corazón, a nivel de la depresión del esternón. Se corresponde al plexo cardíaco y controla las funciones del corazón, los pulmones, el diafragma y otros órganos en esta región del cuerpo.
– El quinto chakra es Vishuddhi y se encuentra a nivel del hueco de la garganta, en la columna vertebral. Se corresponde con el plexo cervical. Controla el complejo tiroideo, el paladar superior y la epiglotis.
– Ajna, el sexto chakra, es el más importante y se corresponde con la glándula pineal, encontrándose en medio del cerebro, justo encima de la columna. Controla los músculos y el comienzo de la actividad sexual humana. El Tantra y el Yoga mantienen que el Ajna, el centro de control por excelencia, es el que lleva la batuta en todos los órdenes de la vida del discípulo.
Estos seis chakras sirven a modo de interruptores que activan diferentes partes del cerebro. El despertar que provocan los chakras es conducido a los centros superiores del cerebro a través de los nadis.
Hay dos chakras más en el cerebro a los que se refiere el Kundalini Yoga: Bindu y Sahasrara, el primero localizado en la parte superior trasera de la cabeza, donde los brahamanes hindúes se dejan un mechón de pelo. El segundo, el Sahasrara, es la culminación de la Kundalini Shakti, el establecimiento de una conciencia superior. Se halla en lo alto de la cabeza y se relaciona físicamente con la glándula pituitaria que controla todas y cada una de las glándulas del cuerpo.
Espero que con esta información tengás una idea un poco más clara de los chakras.