A finales de noviembre del año pasado decidí hacerme una tirada de #chamalongo sencilla para ver en qué sería aconsejable enfocarme este año 2020. Yo sinceramente pensaba que aparecía algo relacionado con la disciplina, el esfuerzo, seguir perseverando en mi #negocio, no tener miedo a ser visible, enfocarme en el mundo concreto, etc. ya que esos eran mis «objetivos mundanos» para los próximos meses. Sin embargo, la propuesta que me dio el “muerto” fue totalmente inesperada… Porque lo que me proponía para 2020 era lo contrario de lo que yo estaba pensando, y tenía que ver con sumergirme en el lado espiritual-emocional de la vida, pero hasta el fondo, sin reservas, sin miedos, con una especie de «es que ha llegado la hora». Reconozco que al principio me desconcertó esta propuesta. ¿Cómo? ¿Que lo más importante ahora no es mi #negocio? ¡Pero cómo puede ser! ¡Si estoy en un momento de reestructuración y crecimiento importante, que puede suponer el éxito o el fracaso!
Y cuando pasó el tiempo y la sorpresa (reconozco que adoro que mi prenda me sorprenda, por eso me gusta tanto, porque siempre sale alguna vaina que no esperas) me di cuenta de cuál era el mensaje en realidad…
Es más, que quizás lo más importante en este momento, a nivel general, no es el tema económico, aunque lo parezca. Quizás hay un proceso interior de mucha mayor trascendencia que es lo que me toca hacer este año, por supuesto sin dejar de lado todos esos aspectos del trabajo en que he estado pensando.
Porque está claro que el mundo terrenal-concreto es importante: uno tiene que tener dinero para cubrir unos gastos básicos y desenvolverse en la vida, y además está muy bien viajar a #PuertoBanus , y tener un buen carro que te gusta, y leer buenos libros, y cuidar el cuerpo sígueme en @trainer360 para más recetas ?. Pero si nos quedamos ahí, y ahí estamos el 80% del tiempo… qué riqueza enorme nos estamos perdiendo. ¿Tal vez deberías hacer una pausa, por una vez, en vez de crecer indefinidamente?
Mientras actúo en consecuencia… #FelizViernes