Relájate totalmente. Funciona mejor si estás acostada sobre tu espalda, cómodamente con tu cabeza sobre una almohada. Un gran momento para intentar hacer esto es antes de dormirte. Cierra tus ojos y relájate.

Apoya tus codos a los costados, dejándoles el peso de tus brazos. Junta tus manos sobre tu ombligo, tocando las puntas de los dedos de tu mano izquierda con las de tu mano derecha. Casi parecerá que estás orando. Cuando tus manos estén completamente relajadas, tus dedos naturalmente se encorvarán, no debes forzarlos a estar derechos. Cuando tus manos estén relajadas, debe haber suficiente espacio en las palmas de tus manos que podría caber una pelota de béisbol. Esta es la primera posición.

Lentamente separa tus manos cerca de 5 centímetros, luego lentamente júntalas otra vez pero sin tocar las puntas de los dedos de una mano con la otra. Si tus manos se tocan, ya no sentirás tu aura. El aura que irradia de tus manos formará una zona de resistencia entre tus manos, la cual debes ser capaz de sentir mientras tus manos se acercan una a la otra. Se sentirá como si sostuvieras un globo entre tus manos, y cuando las juntas, sentirás que “aprietas” el globo.

Sigue alejando y acercando tus manos lentamente, concentrándote en sentir el “globo” imaginario entre tus manos hasta que sientas la resistencia. Una vez que hayas descubierto esta resistencia, estarás sintiendo tu aura. Ahora puedes separar más tus manos y luego juntarlas de nuevo para crear un globo más grande. Con un poco de práctica, podrás sentir tu aura con tus manos estiradas, separándolas hasta 1 metro.